Monday, January 09, 2017

El padre Oberlin, con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo



Mariano Oberlin es cura desde hace 11 años y está a cargo de la parroquia Crucifixión del Señor de los barrios Müller y Maldonado, en el corazón del narco cordobés.
Además de su labor religiosa, el sacerdote impulsa una reforma social en esta barriada cordobesa, a través de talleres donde les enseña oficios a los adolescentes y jóvenes para darles herramientas que les permitan una vida digna.
En los primeros días de enero de 1976, cuando gobernaba el país la presidenta constitucional Isabel Perón y a Córdoba un interventor avalado por el peronismo provincial, en la llamada “Noche de los moncholos” un grupo de tareas del Comando Libertadores de América copó la casa de los Oberlin en barrio Comercial –al sur de la capital- y se llevó secuestrados al padre y al tío de Mariano, quien entonces tenía sólo tres años.
Héctor Guillermo Oberlin y su cuñado Angel Santiago Baudracco, ambos militantes del Peronismo de Base, aún están desaparecidos. Se sospecha que el padre del sacerdote fue torturado y fusilado en el Campo de la Ribera y enterrado en una fosa común en el cementerio San Vicente, a pocas cuadras de donde está emplazada la parroquia Crucifixión del Señor.
Sobre el rol de la Iglesia durante la pasada dictadura cívico militar, el padre Oberlín opina: “Hubo una parte importantísima de la jerarquía que fue absolutamente cómplice, no significa que toda la Iglesia haya sido cómplice, porque gran parte de las personas que murieron o fueron desaparecidas provenían de grupos cristianos y con el deseo de cambiar el mundo desde la perspectiva del Evangelio. Dentro de la Iglesia también tenés a (Miguel) Hesayne, (Enrique) Angelelli, (Jaime) De Nevares… hay una lista de obispos que se jugaron la vida, algunos hasta encontrar la muerte. En algún momento me hizo mucho ruido y me afectó mucho esta dicotomía”, le dijo al diario cordobés La Voz del Interior.
Y agregó que “mis viejos siempre estuvieron ligados a la Iglesia con los curas tercermundistas, ellos tenían acceso a (el exarzobispo de Córdoba Raúl Francisco) Primatesta. Cuando desapareció mi viejo, mi mamá le fue a pedir personalmente que intercediera y él no la quiso recibir”.
En mayo pasado, luego de que un grupo de mujeres -cuyos hijos son adictos al paco y otras drogas- fueran amenazadas por bandas narcos que operan en la Seccional Quinta, Oberlin lanzó una denuncia pública. Y un grupo de medio centenar de sacerdotes de barrios periféricos donde la exclusión y el narco penetran en el tejido social forzó que la jerarquía eclesiástica cordobesa se preocupara por la problemática.
Fue así que el arzobispo Carlos Ñáñez y el obispo auxiliar Ricardo Seirutti; junto al padre Mariano Oberlín, y unos 70 curas de la Arquidiócesis de Córdoba concelebraron misa en la parroquia de barrio Müller, donde hace una semana murió de dos balazos Lucas Rudzicz. “Hay que hacer algo con el tema del narcotráfico, porque va invadiendo los barrios. También hay que hacer algo con los chicos, darles otros horizontes, otras posibilidades”, había reclamado el cura.

Mientras que en octubre, Oberlin publicó una carta a través de Facebook donde denunciaba la muerte de un adolescente a causa de su adicción al paco: “Y hoy la muerte conquistó la vida de otro de nuestros changos. Una vez más, no sé ni siquiera qué quisiera reclamar. Nos acercamos a él hasta donde pudimos, y no alcanzó. Le acercamos algo de comida los días que pudimos, pero no alcanzó. Lo acercamos al consultorito médico que tenemos, desde el cual el doctor lo derivó al hospital para que sea internado con la urgencia que pudimos, pero no alcanzó. En el hospital se lo atendió lo mejor que se pudo, pero no alcanzó. No alcanzó nada: ni lo que hizo su familia por él, ni lo que hicimos nosotros, ni lo que hizo el Estado”.

“Un típico caso de gatillo fácil”


“A Lucas lo fusilaron”, así, Carlos Orzaocoa, abogado de los familiares de Lucas Rudzicz denuncia que la muerte del presunto asaltante del padre Mariano Oberlin fue un caso más de violencia institucional. “Estamos ante un caso de gatillo fácil. Un policía, experto en tiro, apuntó y disparó dos veces a la cabeza de un niño de 13 años. Eso es lo que estamos diciendo en este caso, hay un chico de 13 años que murió por balas policiales”, describe Orzaocoa, de larga militancia en organismos defensores de los Derechos Humanos.
El abogado de los Rudzicz le dijo a Clickear que “la discusión legal es si este policía tuvo intencionalidad de matar o no; y en base a los testimonios recogidos en barrio Müller, los testigos afirman que no hubo enfrentamiento, hubo sólo dos disparos. Los únicos dos disparos salieron del arma del sargento ayudante Martín Armando Murúa. Al momento de los disparos, no hubo una situación de peligro para el padre Mariano, quien estaba en el otro extremo de dónde corrían estos chicos; ni para el propio Murúa, ni para terceros. El policía obró de una forma deliberada, consciente, en una línea de tiro letal para Lucas”.
Orzaocoa señaló que “está prohibido que los miembros de las fuerzas de seguridad disparen a las zonas letales del cuerpo humano, salvo que haya peligro para sí mismo o para terceros; y acá el riesgo ya había pasado, los chicos corrían, escapaban dándole la espalda al policía. Murúa tuvo intención de matar, sacó su arma, vio a su objetivo, le apuntó y lo mató”.

Sobre el asalto al sacerdote de barrio Müller, el abogado querellante sostuvo: “En el hecho del asalto al padre Mariano, donde le robaron una bordeadora y un celular, es probable que haya intervenido Lucas; la situación continúa después cuando Lucas y su acompañante huían en dirección contraria a la parroquia, y en esas circunstancias, el sargento ayudante Murúa, a una distancia de 60 o 70 metros, apunta a esos niños que le ofrecían la espalda y dispara, ocasionando la muerte de un chico de 13 años”.

“Lo que pasó destrozó la vida de un chico, de una familia, de un barrio, de una parte sufriente de la sociedad”



Al día siguiente del asalto en el que perdiera la vida Lucas Rudzicz a manos de su custodio, el padre Mariano Oberlin escribió esta carta abierta:


Hace un tiempo venía recibiendo amedrentamientos. Unos seis meses atrás estábamos con gente de la Provincia viendo un terreno frente a los colegios de Campo de la Ribera, en donde pretendíamos evaluar la posibilidad de hacer un emprendimiento de reciclado de escombros y de ramas, y dos chicos que salían del colegio gritaron: “Hay cinco mil pesos para el que lo mate al cura”. Dos policías en moto que estaban ahí en ese momento se acercaron para decirme que me cuidara, y sospecho que deben haber dado aviso para que me pongan protección.
A partir de ahí me insistieron algunas veces en que aceptara tener una custodia. La primera vez que me ofrecieron eso, fue cuando hice públicas las amenazas que habían recibido las madres que venían denunciando la existencia del paco en el sector, pero nunca quise aceptarlo. En medio de todo ésto, varias veces algunas personas me gritaron en la calle con furia: “Andá che cura vigilante”, “dejá de batir la cana che culiado”.
Una de esas veces una moto se paró frente a mí en la puerta de los galpones para gritarme algo de eso, estando al lado de Miguel Siciliano que había ido de visita y puede atestiguarlo. Hasta que desde hace un par de meses, en distintos lugares y de distintas maneras, algunos niños (de 5 años en adelante), cuando me veían en la calle me decían: “eh, cura, yo te vi por la tele… a vos te quieren matar”. 
A partir de ahí decidí aceptar la custodia. Pero con la condición de que no sea cualquier policía, sino Martín. Desde que yo llegué a la parroquia hace casi siete años, él y toda su familia fueron algunas de las personas más cercanas y colaboradoras que encontré. Entre otras tantísimas cosas que hicieron en favor del proyecto que venimos desarrollando, durante los tres años que tardamos en reciclar la casa de barrio San Martín que habíamos comprado para poner en valor y cambiarla por los galpones en los cuales estamos desarrollando los talleres, él fue el colaborador más incondicional, haciendo las veces de albañil, carpintero, herrero, plomero, y cuanto hiciera falta, siempre en sus horas libres fuera del trabajo. 

De todos modos, mi pedido fue que no estuviera tanto conmigo, sino más bien acompañando los trabajos que se hacen la parroquia, atento a cualquier cosa que pudiera pasar, salvo que fuera estrictamente necesario que me siguiera a algún lugar puntual.
Hace dos semanas me pararon dos chicas en la terminal y me dijeron: “A vos te van a matar como un perro”. Y a partir de ahí intuí que se ponía pesada la cosa. A ésto se lo conté en confidencia a algunas personas, pero se ve que se filtró por algún lado, y en varios medios me preguntaron si había sido amenazado. Sin embargo yo preferí desestimar el tema (aunque la verdad es que formalmente no había sido amenazado), porque no quería generar pánico entre las personas más allegadas, y porque creo que no es justo que por culpa de un par de matones se siga llenando de estigmas a una zona tan estigmatizada. Pero durante este tiempo he tenido el pensamiento recurrente de que en algún momento podía pasar. Y por algún misterio macabro, no podía dejar de imaginarme que sería de un tiro en la cabeza.
Lo que pasó ayer destrozó la vida de un chico, de una familia, de un barrio, de una parte sufriente de la sociedad, y no puedo dejar de llorar por eso. Pero también destrozó la vida de Martín, la de muchos de los que colaboran en nuestros espacios, quizás la del proyecto mismo, y destrozó también mi vida.
Pero entiendo que se han dicho muchas cosas sobre ésto, y creo que es necesario que yo cuente lo que viví.
Estábamos con un grupito de personas preparando un terreno aledaño a la parroquia en donde hoy estaba previsto inaugurar una plaza. Algunos estaban pintando unos murales, algunos niños estaban jugando a la pelota en el playón, y yo personalmente estaba cortando yuyos con una desmalezadora. Mientras iba cortando, aproximadamente a la mitad del paredón perimetral del hogar de ancianos, vi un pozo pequeño pero profundo. Seguramente sugestionado por todo lo que venía pasando últimamente, empecé a fabular con que quizás sería un guardadero de drogas, o algo así. Sin embargo no me animé a mirar hacia adentro… Así es que seguí cortando hacia la esquina opuesta al playón, siempre contra el mismo paredón.
Cuando estaba a unos cinco metros de la esquina (y por lo tanto a unos setenta metros de donde estaban trabajando y jugando los demás), pasaron dos muchachos (uno más jovencito y uno más grande). Mientras pasaban frente a mí, me miraron de una manera que me llamó la atención. Pero seguí cortando los yuyos. En un momento, en el balanceo de la desmalezadora, alcanzo a ver que se habían parado más o menos a la altura de donde estaba el pozo, y se agacharon como si estuviesen buscando algo. Ahí me asusté bastante porque, en medio de las fabulaciones, pensé que sin querer había visto, tocado, o roto algo que sería de ellos. Pero seguí cortando.
Cuando vuelvo a balancearme hacia el lado en el que estaban ellos, los veo que se me venían encima con un arma cada uno. Me gritaron que apagara la desmalezadora. Cuando la apagué, me pidieron que la dejara en el suelo y que me saque el arnés. Luego uno de ellos, el más grande, me sacó el celular del bolsillo, y me pidió la billetera. Le dije que no tenía billetera, y me dijo que corriera.
Mientras ocurría todo esto, lo único que podía pensar era que había llegado el momento en que se iban a cumplir los anuncios directos e indirectos que había recibido. Así es que salí corriendo, pero mirando para atrás cada tanto. Hasta que sentí que comenzaron los disparos. En medio de los nervios, no pude distinguir realmente cuántos disparos hubieron, ni de donde salían. Pero mientras corría me crucé en sentido contrario con Martín que venía desde la punta opuesta del playón gritándoles. De todos modos la distancia entre Martín y los chicos era de por lo menos cien metros, y los chicos iban corriendo entre medio de un yuyal muy alto, por lo cual casi no los podía ver cuando me daba vuelta. Por todo esto tengo la certeza de que es imposible que en esas circunstancias el tiro hubiera sido apuntado intencionalmente al chico que lo recibió. 
Cuando llegué hasta el playón, me dicen los que estaban ahí que Martín me llamaba. Entonces me fue hacia donde estaba él. Cuando iba llegando, alcancé a ver entre medio de los yuyos las manijas de la demalezadora, y pensé que la habían largado. Pero cuando me acerqué más lo vi al chico tirado con el arma en la mano, desangrándose, y me quise morir. No podía parar de llorar por esta vida que se cegaba, pero no podía hacer nada para evitar que pasara lo que estaba pasando. Solamente esperaba que alguien me despertara y pasara esa pesadilla. Pero ya no va a haber forma de despertar.
Nunca hubiese podido imaginar que la bala que desde hace unas semanas imaginaba que iba a impactar contra mi cabeza, podría terminar en la cabeza de un chico de catorce años.
Si pudiera cambiar mi vida por la de este chico, juro que la cambiaría. Pero aunque yo muera, él no va a revivir.
Hoy siento que nada tiene sentido. Ni las luchas de tantos años, ni las convicciones, ni las palabras tantas veces dichas, ni el trabajo infatigable por intentar cambiar al menos una puntita de un sistema que está podrido desde la raíz.
No sé cómo seguirá la vida para adelante. Sólo sé que no quiero seguir alimentando toda esta maquinaria de violencia, exclusión y muerte.








La llave de la verdad



Tras conocerse la noticia de que Lucas Rudzicz había muerto a manos del custodio del cura Mariano Oberlin, Oscar Martinez, referente de la Regional Córdoba del Movimiento Popular La Dignidad emitió un comunicado titulado La llave de la verdad. Breve relato de un fusilamiento a sangre fría, de dos disparos por la espalda; dando su versión de los hechos:

Ayer fue Navidad, en Córdoba una familia estuvo toda reunida y brindando, otra familia también estuvo reunida pero, en el cementerio de Malvinas Argentinas.
Una era la familia de Martín, la otra la familia de Lucas.
“Che, ¿y quién era el Lucas ese?” Alguien me preguntó ayer, una vez más...
Lucas tenía 13 años, mañana, el 27, cumpliría los 14 años. Lucas tenía sueños, proyectos, ilusiones y también contradicciones. 2 balazos por la espalda dejaron trunco todo eso.
Lucas participaba del Movimiento Popular La Dignidad, él también quería cambiar las cosas. Estaba incluido en las actividades de la Red Puentes Córdoba. Era uno de los pocos que se ofrecía a llevar las banderas, o a acompañar la chata de Salvador, esa que siempre llevamos a las movilizaciones. Charlando hace una semana con él, me decía, “Oscar, yo me quiero portar bien pero, es difícil...”; me dejó pensando, le dije que tuviera paciencia, que ya está por salir el Proyecto de Herrería.
No tuvimos tiempo. Al final fue difícil no más. Lo fusilaron por la espalda.
No tuvo oportunidades de seguir intentándolo.
Las balas de las armas reglamentarias no saben de paciencia, ni de tiempo, ni de sueños.
Lucas era juguetón, era risueño y era el bromista en su grupo de amigos. Era él quien siempre arrancaba las sonrisas a sus amistades y seres queridos, sonrisas que tal vez ya no vuelvan.
Lucas era hincha de Talleres, de esos hinchas perros, pero pocas veces tuvo la plata y la oportunidad de ir a la cancha como él hubiese querido.
Lucas era el más chico de 6 hermanos, una familia humilde más, de las tantas que hay en los barrios de Córdoba, armadas y ensambladas. Una familia más de nuestro pueblo. Una familia, desde hace tres días desbordada de dolor.
Lucas había terminado el año pasado la escuela primaria, había comenzado este año el secundario en el IPEM 24 y fue dejándolo porque el sistema educativo actual es excluyente e incapaz de detectar, contener y ofrecer reales posibilidades de educación para pibes y pibas como Lucas.
Lucas era un compañerito más del Movimiento como los cientos de jovencitos de barrios, villas y asentamientos que se intentan organizar en nuestro Movimiento.
Circunstancialmente lo conocía un poco más que a otros pibes, porque ambos vivimos en la misma villa y nos veíamos casi todos los días. Por eso me cuesta tanto escribir estas líneas, porque estamos consensuando cada paso que vamos a dar, con la familia y con el Vasco (abogadazo del campo popular que, desde que lo llamamos se puso a total disposición). Me cuesta ser objetivo. La indignación y la bronca que siento contra éste sistema de dominación y violencia capitalista no me lo permite.
Desde el año 2002, que vivo y milito en la zona, cuando comencé como referente del Movimiento Teresa Rodriguez en barrio Müller, hoy MP La Dignidad. Desde entonces tuve tiempo de conocer en carne propia los movimientos y problemáticas de la zona, el clientelismo político, las maniobras y la imbricación del aparato político con las redes del narcotráfico y sus relaciones con la Policía.
En estos años mi familia y yo fuimos objeto de intimidaciones, amenazas, agresiones y campañas de rumores de parte de sectores relacionados a ese mundo. En una ocasión me encañonaron en el Campo de la Ribera para advertirme que “no querían piqueteros” en ese lugar, en varias ocasiones atentaron contra nuestro local y nuestra vivienda, me rompieron repetidas veces el auto, una de las veces me aflojaron la rueda delantera que se salió cuando el auto estaba en marcha, me llamaban a mi teléfono y me mandaban mensajes de texto intimidatorios. En varias ocasiones policías de uniforme y de civil se acercaron a decirme que conocían a mi familia y dónde vivía. Nunca realicé denuncias de esos hechos ante la Policía ni espero nada bueno de parte de esa institución, a la que considero parte del problema y jamás de la solución para el pueblo pobre y trabajador.
En los 12 años que viví y milité en barrio Müller y desde finales de 2015 que vivo en Villa Los Tinglados, fui y soy testigo de cómo los punteros y los narcos se disputan a tiros el territorio comprendido entre los barrios Maldonado, Villa Los Tinglados, Campo de la Ribera y Müller. Muchas veces compartimos preocupaciones y reflexiones sobre esta problemática con militantes territoriales de otros espacios e inclusive con trabajadores de instituciones del Estado con presencia en la zona. Con esto indico que sé por experiencia propia de qué son capaces estos sectores que no quieren que haya experiencias organizativas en la zona, menos con los jóvenes.
Sin entender y con total desinterés por este contexto dramático, los medios recurren a la estigmatización con mucha facilidad, ni Lucas ni su familia están en condiciones de defenderse. Pero nosotros como organización, sí. Hacen lo que se hace habitualmente en todos estos casos: ensuciar a la víctima. De ninguna manera es cierto que Lucas haya sido parte, como tan fácilmente dice la prensa del sistema, de una red de narcotráfico.
Nosotros hacemos culpable al Estado como principal fuente de todo tipo de violencias, que se materializan en sus instituciones y se vuelcan en los barrios de diferentes modos; la falta de políticas educativas, el no acceso a una salud digna, las pésimas condiciones de las viviendas, las dificultades a la hora de conseguir trabajo, la exclusión de todos los “Lucas” de cualquier espacio que pudiese servir como contención, por mencionar sólo algunas de las consecuencias de las políticas de saqueo, explotación y muerte de las actuales y anteriores Gestiones de Gobierno.
Nosotros acá en Córdoba, en particular, denunciamos a la Institución Policial, como la Institución más corrupta, misógina, racista, discriminadora y asesina, que prepara y entrena a asesinos a sangre fría. Es la Institución Policial la que regentea la trata de personas y el narcotráfico en la provincia. Son los lobos, cuidando corderos.
Nosotros no vamos a negar los hechos objetivos, no vamos a negar el hurto. Si vamos a rechazar el supuesto tiroteo y enfrentamiento.
Y sobre los hechos objetivos decimos que, hay un asesino suelto, un oficial que se tomó su tiempo para tomar posición de tiro y a más de 60 metros fusilar a sangre fría, de dos disparos y por la espalda a Lucas, que huía en dirección contraria. No hay nada que indique que Lucas haya salido a matar, como con tanta liviandad se repite en los medios desde que fuera fusilado.
Un tal Martín, un oficial con uno de los mejores puntajes en las competencias internas de tiro de la Policía. Un oficial de más de 40 años, entrenado y con experiencia. Un oficial, con tantos años de entrenamiento y conocimiento de todas las herramientas y procedimientos policiales. Una persona que eligió apuntar a la cabeza de un pibe que corría en dirección contraria a unos 60 metros y tirarle por la espalda.
Una persona que eligió la muerte y no la vida. Una persona que a sangre fría toma esa decisión, ES un asesino. Y como tal vamos a exigir la cárcel común, perpetua y efectiva.
Vamos a exigir ¡JUSTICIA POR LUCAS!
Lucas se suma a la larga lista de pibes asesinados por la Policía de Córdoba, y de todo el país. Nosotros no nos vamos a callar, no nos vamos a quedar de brazos cruzados.
En medio de esta situación queda la labor social de Mariano y la nuestra, desde perspectivas diferentes, pero apuntando a lo mismo. Respetamos y valoramos la obra de Mariano en la zona, él como nosotros, sabe lo difícil que es construir, trabajar y vivir en este territorio.
La Iglesia predica el amor y la verdad. Y en este caso HAY una llave para llegar a la verdad. Esa llave, es DECIR LA VERDAD...
Con eso se cierra el círculo, un asesino termina tras las rejas, se hace justicia y una familia, aliviana aunque sea un poquito el dolor.
Nada devolverá la vida de Lucas, pero por lo menos todavía podremos seguir viendo la luz al final del camino.
Yo también formo parte del pueblo pobre, estigmatizado, formo parte de la villa, y de los que queremos cambiar las cosas para que a nuestro futuro no le toque volver a padecerla. Yo también tengo un hijo que hace un mes cumplió 13 años.
No queremos seguir contando más “Lucas”, en la lista del Gatillo Fácil.
SI NOS TOCAN A UNO, RESPONDEMOS TODOS.


Los Jatib, los sospechosos de siempre

La Seccional Quinta, en el este de la ciudad de Córdoba, comprende al gran barrio San Vicente –llamado popularmente “La República”-, y subdivisiones como Müller, Maldonado, Acosta, Miralta y Altamira, hasta su frontera con Colonia Lola, rebautizada como “Colombia Lola”, por el avance de bandas narcos.
Históricamente, los delincuentes utilizaron el cementerio municipal San Vicente, un predio de 50 hectáreas de superficie que alberga a 20 mil cadáveres; como aguantadero para esconder botines robados, armas, cargamentos de drogas y… cadáveres, como el de Facundo Rivera Alegre, conocido como “El Rubio del Pasaje”, un joven asesinado y desaparecido desde febrero de 2012 cuando fue a comprar droga.
En esa marea delictiva, en los ‘90 aparece en escena el Clan Jatib, liderado por hombres de ese apellido, donde confluyen mujeres y otros miembros que se suman a la familia, y debido al grado de violencia demostrado a la hora de delinquir, se convierte en los grupos de choque de bandas de narcotraficantes como las de Jorge “El Gallo” Altamira, Ramona “La Gorda Kika” Reyna –en los ’90 integró la Conexión Holanda, una banda de narcotraficantes que operaba en Europa-; “Los Colela” Rearte; o René “El Chancho” Sosa.
Durante los 17 años de gobiernos de José de la Sota y Juan Schiaretti, el narcotráfico creció exponencialmente y Córdoba se transformó en provincia de tránsito de drogas, en una productora de cocaína. Por caso, una de las jefas de la banda de “Los Colela” fue puntera del PJ, ingresó a trabajar en la Municipalidad de Córdoba hace casi treinta años, gracias a la gestión de Roberto Matrángelo, el fallecido chofer y posterior concejal de De la Sota. En la actualidad, esta mujer tiene una estrecha relación con el cuartetero delasotista Damián Córdoba.
Mientras que “El Chancho” Sosa fue criado por la ex legisladora y funcionaria delasotista Liliana Junco.
Bajo el amparo policial, los Jatib, una banda nacida en Villa Inés o Villa Corea –en sus inicios los llamaban “los coreanos”- entienden que pueden generar muchos más ingresos si en vez de ser cobradores de deudas de narcos, se convierten en sus propios patrones. Y así, comienzan con una nueva modalidad, los narcosecuestros: capturan a miembros de los escalones más bajos de las bandas y exigen como rescate dinero, drogas o precursores químicos para elaborar cocaína. Los casos no se denuncian, pero en el mundo narco se expande la noticia. Y el poder de los Jatib crece a fuerza de violencia.
En mayo del año pasado, en un fallo por un ajuste de cuentas entre bandas enemigas, la jueza de la Cámara 3ª del Crimen, María de los Ángeles Palacios, advirtió que “narcos, dealers y consumidores integran esta red, con una soberanía, poder y economía propios, que le dan una característica propia de una parasociedad”. Y destacó que “el fenómeno que se ve avanzado en algunos países como México, donde el narco reemplaza al Estado en vastas zonas; se percibe también en Argentina. Es una característica propia del crimen organizado porque se trata de organizaciones que trascienden al país porque cuenta con características propias en cualquier parte del mundo”.
La jueza cordobesa explicó que “en aquellos barrios o zonas donde el narcotráfico manda y se establece como un Estado paralelo, la gente común vive aterrorizada. El drama social del narcotráfico repercute estructuralmente en nuestra sociedad, sobre todo en los lugares más vulnerables”.


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En 2008, cuando los jefes narcos “El Gallo” Altamira y “El Chancho” Sosa fueron detenidos y señalados por la Justicia federal como los capos narcos más importantes de la provincia mediterránea, Ramón Jatib le ordenó a su banda expandirse a fuerza de balas.
En mayo de ese año, el salteño Daniel “Boliviano” López, un hombre que integra la estructura de Sosa  fue interceptado en el ingreso al cementerio San Vicente: desde un Renault 12 color rojo, tres hombres balearon a la víctima, quien sólo recibió dos disparos y sobrevivió al ataque. La sospecha principal fue que el líder del ataque fue Jesús Nazareno Jatib.
Siete meses después, en diciembre del mismo año, fueron detenidos en la villa Los Tinglados Aldo Eduardo Jatib y Franco Daniel Alaniz: en el auto en el que se conducían tenían una escopeta calibre 16, dos cartuchos, un pasamontañas, una riñonera, un teléfono celular, dos precintos que se utilizan a modo de esposas; soga y cinta de embalar. Tres días después, fue detenido Diego Martín Jatib, acusado de robo calificado y privación ilegítima de la libertad; y demoraron a Vicente Jatib.
Y al año siguiente, en diciembre de 2009, Jesús Jatib fue detenido, acusado asesinar tres meses antes a Hugo Moyano en barrio Müller. Hace ocho años, la Policía de Córdoba negaba oficialmente la existencia de una banda de narcosecuestros llamada los coreanos o los Jatib.


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Hace doce años, a mediados de 2004, Vincenzo Alfieri, un ex obrero de Fiat, que había quedado en la calle en plena crisis de 2001, había cobrado parte de la venta de una casa de sus padres. Era poca plata, porque del monto total de la herencia se dividió en el pago de la sucesión y las partes correspondientes a los hermanos.
Sin embargo, era un botín apetecible para una banda de lúmpenes que se dedicaba a robar y a dar los primeros pasos como vendedores de droga en barrio Müller, en el corazón de la zona roja del narco de la ciudad de Córdoba; donde el crimen organizado creció exponencialmente en las dos últimas décadas, al amparo de la Policía provincial.
Cerca de la medianoche del domingo 19 de septiembre de ese año, los asesinos de Laura Teresa Pérez (56) –esposa de Vincenzo-, su hijo Carlos (26); y Carmen Beatriz Barrionuevo (45) –madrina de Carlos-; llegaron en un Renault Megane hasta la casa de los Alfieri en Castañares 2.873 de barrio Jardín del Pilar, tras salir de barrio Múller, cruzando por los barrios Villa Argentina y Colón.
El Renault Megane había sido robado seis días antes a una bioquímica de barrio San Vicente, una barriada de clase media baja del este de la Capital, que contiene a Müller. Al llegar a Castañares al 2.800, Hernán Molina, Damián Cejas y Alessandro “El Holandés” Leiva –otro cómplice, que no fue reconocido en rueda de presos, los esperaba en el auto-; bajaron y caminaron hasta la casa de los Alfieri, quienes habían abierto una pizzería en el garage.
Cuando los ladrones de barrio Múller entraron al garage-pizzería, el matrimonio Alfieri y la otra mujer, estaban atendiendo a un cliente: “¡Esto es un asalto, la guita y nos vamos!”, gritó uno mientras desenfundaba su pistola 9 milímetros. Lo apoyaba otro desarmado y otro armado con un revólver .38 corto.
Las víctimas les dieron los pocos pesos que tenían ese domingo, pero los ladrones, que contaban con el dato aportado por una entregadora –conocida como G.O. y ligada al clan Jatib-, querían la plata de la venta de la casa. Para lograr su objetivo golpearon duro a la dueña de casa. Una hija de Carmen Barrionuevo, de menos de 10 años de edad, se escondió bajo el mostrador.
El hijo más grande de la familia, Carlos Alfieri se encontraba en los fondos de la casa, y cuando escuchó los gritos de los ladrones salió en defensa de sus familiares armado de un revólver calibre .32, generándose un cruento tiroteo con más de diez disparos. Vincenzo quedó mal herido, con dos balazos. Su sobrina, que se escondió bajo el mostrador quedó ilesa. Carlos, su mamá Laura y su madrina Carmen fueron ejecutados.
Días después del asalto mortal, el fiscal Pedro Caballero a cargo de la investigación confirmó cómo se desencadenó la tragedia: “Los delincuentes al ver al chico que salía armado le dispararon y el disparo ingresó por el abdomen, le salió por los riñones, atravesándole la arteria aorta, herida que le provocó la muerte.
Pero además, uno de los ladrones volvió tras sus pasos y le pegó un tiro en la garganta a Laura Pérez, matándola en el acto. El otro cómplice, en tanto, le apuntó con su arma a Carmen Barrionuevo, quien estaba sentada, y le pegó dos balazos por atrás y de arriba para abajo, uno en el cuello y otro en la espalda.
Semanas después de la tragedia, G.O. le informó a la Policía de Córdoba quienes eran los asesinos de la familia Alfieri. La versión oficial que dio, fue que ella estaba en su casa de barrio Müller en una reunión familiar, cuando en un descuido contó sobre la venta de la vivienda de las víctimas. En esa ocasión, en la casa de G.O. estarían de visita los delincuentes que posteriormente perpetraron la masacre de barrio Jardín del Pilar. Nunca admitió que fue ella la entregadora del asalto que terminó en tragedia; y se convirtió en informante policial.
Dos años después, en octubre de 2006, la Cámara 3ª del Crimen dictó sentencia contra cuatro acusados del triple crimen. Hernán Molina y Damián Cejas fueron condenados a reclusión perpetua; “El Holandés” Leiva –nieto de “La Gorda Kika”-, recibió la pena de 12 años de prisión; y Mauricio Ortiz fue absuelto. P.S., otro sospechoso que no fue señalado por las víctimas nunca fue investigado.


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La tarde del 18 de noviembre de 2013, en el patio del complejo carcelario de Bouwer, al sur de la ciudad de Córdoba, un preso le preguntó a otro: “Vos que sos de Ciudad Evita, ¿conocés a “La Gringa”?. El recluso respondió que en este barrio-ciudad había varias mujeres apodadas así: “No sé, hay varias Gringas en el barrio”.
Ciudad Evita es un barrio de casas pequeñas y bajas instalado en las afueras de Córdoba Capital, donde fue reubicada una villa de emergencia y el entonces gobernador De la Sota bautizó pomposamente como barrio-ciudad, cuando en realidad es un ghetto alejado de los barrios de clase media.
“Esta noche le vamos a reventar la casa; tiene mucha guita y merca”, le confesó uno de los presos al otro. Este último, inmediatamente llamó a su hermana y le advirtió del ataque. La mujer se refugió en la casa de otro hermano, en el mismo barrio. Los asaltantes, entonces, secuestraron a la hija de la narcotraficante Lidia Rosa “La Gringa” Mena, que vive a una cuadra y media. Exigieron 20 kilos de cocaína o $ 200 mil de rescate.
El fiscal federal Gustavo Vidal Lascano y el jefe de la División de Delitos Complejos de la Policía cordobesa, comisario mayor Ariel Avila, dirigieron la investigación. La chica fue liberada 24 horas después, tras el pago de apenas $ 7.500.
A las pocas semanas, “La Gringa” Mena, identificó en un reconocimiento de voces al negociador del rescate. Le había vendido un automóvil Renault 11 apenas tres semanas antes del secuestro de su hija, por eso los delincuentes estaban seguros que tenía plata.
En septiembre de 2014 fueron detenidos cuatro sospechosos: Julio César Borisonic y tres integrantes del Clan Jatib: Aldo Eduardo “Nano” Jatib; Diego Martín Jatib y Héctor Vicente “Quico” Jatib. Esperan ir a juicio.


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En noviembre de 2010, Carlos Dante “El Colorado” Leal (56) un ladrón y reducidor de botines robados devenido en dealer, había denunciado a los jefes de la División Drogas Peligrosas de inventar un procedimiento y plantarle droga. Esa vez, un oficial de Drogas Peligrosas le exigió $ 8.000 para “arreglar” el procedimiento. Después esa suma subió a $ 15 mil. Ante la imposibilidad de reunir toda la plata, una hermana de Leal, les hizo dos entregas a los policías corruptos de $ 8.000 y $ 3.000. Los policías le dijeron que con esa plata, ya bastaba.
Esa causa fue conocida como narcoescándalo y terminó con la clausura de la División Drogas Peligrosas de la Policía cordobesa y varios policías condenados a penas menores.
Poco más de tres años después, en marzo de 2014, “El Colorado” Leal estaba en su casa de Matheu y Pedernera en barrio Múller, a pocas cuadras del cementerio San Vicente, cuando un móvil policial detuvo a su sobrino. El muchacho estaba en la vereda de la casa de su tío y fue detenido por merodeo. Minutos después, mientras era trasladado en el patrullero, uno de los agentes se comunica con una persona y le dice: “Tenemos el pajrito blanco, está listo el pajarito rojo”.
“Caro, quieren 30 lucas. Fijate si la podés juntar”, le dijo por teléfono Carlos Dante Leal a su ex mujer, Carolina Vergara; antes de que le sacaran el aparato y uno de sus secuestradores ratificara la exigencia: “Queremos $ 30 mil, juntá toda la plata, ya te vamos a volver a llamar”.
Una hora antes, “el Dante” o “el Colorado”, como lo conocían a Leal; dos hombres vestidos de civil con chalecos policiales lo secuestraron simulando una detención. Ni bien “allanaron” la casa, los dos secuestradores que se identificaron como miembros  de la División Drogas Peligrosas les exigieron a los gritos a Leal: “¿Dónde está la guita y la droga?”. En la vivienda de barrio Múller, además de la víctima estaba su ex Carolina Vergara y P.S., el delincuente que nunca fue investigado en la masacre de Jardín del Pilar.
Después de dar vuelta la casa, los delincuentes le advirtieron: “Viejo, salí tranquilo y no hagas quilombo”, y cargaron al “Colorado” en el Peugeot 307 gris de Carolina y huyeron.
Ese mismo martes en que ocurrió el crimen de Leal, pero al mediodía, a pocas cuadras de allí, hubo otro narcosecuestro por el que se habrían pagado $ 20 mil de rescate. “No tenemos denuncia de ese hecho, como sucede habitualmente. Pero tenemos información que actuó un Fiat Duna rojo”, confió una fuente policial. En Müller todos hablan que uno de los Jatib, Fabián, se movilizaba en esa época en un automóvil de esas características.
Pocos días antes de morir, Leal le había contado a Fabian Jatib, para quien trabajaba, que un automóvil Toyota Corolla claro había llegado a su casa y un policía de Drogas Peligrosas le exigió: “Venimos a buscar la guita”.
Cinco horas después del secuestro, el sereno de un obrador vio movimientos extraños en la zona de la Bajada de Piedra en barrio Bajo Pueyrredón; a unas veinte cuadras de la casa de Leal. En el lugar estaba el cadáver de un hombre pelirrojo, maniatado con alambres; con un balazo calibre 11.25 en cada muslo, muy golpeado, vestido con la camiseta de Chacarita, una bermuda negra y sólo una zapatilla. Una de las balas le perforó la arteria femoral y murió desangrado.


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“¡Nosotros no hicimos nada, no matamos a nadie, no tenemos nada que ver!”, “¡nos arruinaron la vida!”, gritó Kevin Lusi (20), al escuchar la sentencia que condenaba a su hermano Pablo Reartes (29) a 12 años de prisión por el asesinato y desaparición del cadáver de Facundo Rivera Alegre (20) –le decían “El Rubio del Pasaje”-, la madrugada del 19 de febrero de 2012. Fue la mañana del 28 de agosto del año pasado.
Lusi no fue condenado y está recluido en un centro para menores delincuentes; porque cuando asesinó a la víctima de un balazo en la cabeza, era menor.
Con la condena de Reartes, la acreditación de la participación activa de Lusi y la absolución del ex empleado municipal Aldo Monje (36) –estaba acusado de cremar el cuerpo de “El Rubio del Pasaje”- los jueces Susana Frascaroli, Graciela Bordoy y Daniel Ferrer Vieyra de la Cámara 11ª del Crimen, pusieron punto final a uno de los casos más emblemáticos del crimen cordobés.
Es que ni bien desapareció su hijo, Viviana Alegre acusó a la Policía de hostigarlo y perseguirlo. Numerosos testigos ubicaron a Rivera Alegre, como una víctima del narcotráfico. Y quedó acreditado que usualmente, el cuartetero Damián Córdoba, a través de su acordeonista Luciano Calderón utilizaba a “El Rubio” como cadete para comprar cocaína para la banda en barrio Maldonado, puntualmente en la casa de “La Colela” Reartes, una puntera delasotista, quien pese a ser señalada como narcotraficante nunca fue detenida.
“La Colela” es madre de los hermanos condenados Pablo Reartes y Kevin Lusi. Monje fue absuelto por beneficio de la duda.
“Tenemos condenados, pero mi hijo sigue desaparecido. Exijo que sigan buscando a Facundo, acá la Policía actuó por acción u omisión”, reclamó la madre de la víctima.
¿Cómo llegaron los investigadores hasta los asesinos de Facundo Rivera? Otra vez, aparecen en escena elementos marginales de la familia Jatib. Presuntamente, este clan de narcosecuestradores le vendía protección a “los Colela”, por eso sabían lo que había ocurrido la noche del asesinato y posterior desaparición del cadáver de “el Rubio del Pasaje”.
Pero la versión oficial que figura en el expediente judicial es que dos mujeres integrantes del clan Jatib; G.O. -la misma que fue entregadora y delatora en el triple crimen de Jardín del Pilar- y “La Carola” estaban comprando drogas en la vivienda de los condenados y escucharon cuando Facundo Rivera era ejecutado.
Nuevamente los Jatib juegan a ser el coloso de Rodas, en su doble rol de delincuentes e informantes de la Policía.




El padre Oberlin, una nueva víctima del narco





La bala policial que la tarde del jueves 22 de diciembre del año pasado impactó en la cabeza de Lucas Leonel Rudzicz (13), conmocionó a los cordobeses por varias razones:
-La corta edad de la víctima.
-Que hubiera salida de un arma policial.
-Las circunstancias de su muerte: Lucas, armado con un revólver calibre .32 acababa de asaltar junto a un cómplice mayor de edad y también armado, a Mariano Oberlin, cura de la parroquia Crucifixión del Señor de barrios Müller y Maldonado, militante de DDHH y principal denunciante de las bandas que operan en el corazón de la zona roja del narcotráfico en la ciudad de Córdoba.
Ese jueves antes de la Navidad, al atardecer, Oberlin fue sorprendido por dos jóvenes, quienes mientras le apuntaban cos sus revólveres lo asaltaron por la espalda, robándole el celular y una motoguadaña mientras cortaba pastizales en un terreno cercano a la parroquia que iba a ser habilitado como plazoleta para los vecinos. Tras robarle, lo amenazaron: “Ahora corré”, le dijeron mientras le apuntaban.
Lo que siguió fueron balas que sembraron desolación y muerte. Algunos vecinos de esta barriada popular contaron a Clickear que sólo escucharon dos disparos, los que salieron de la pistola de policía que custodia al padre Oberlin. Otros, dijeron que fueron más, que se trató de un tiroteo.
Amparados por un Estado ausente y una Policía corrompida, los delincuentes que coparon esta zona de la Capital cordobesa tasaron la vida del padre Oberlin en sólo $ 5.000 (ver “Lo que pasó destrozó la vida de un chico, de una familia, de un barrio, de una parte sufriente de la sociedad”); y tras varias amenazas de muerte a él y a madres de víctimas de la droga, el párroco de los barrios Müller y Maldonado aceptó que un policía que lo ayuda en su tarea de devolver a la vida a los chicos tocados por la muerte, sea su custodio.
Es que el cura de la parroquia Crucifixión del Señor se niega a que “la Policía” cuide su integridad, porque no confía: “No estoy dispuesto a hacer acuerdos con un Gobierno que manda a disparar balas de goma contra laburantes y, peor aún, contra niños  por manifestarse públicamente. ¿Cómo les hablo a los chicos de la libertad de expresión? ¿Cómo les explico que yo no soy cómplice de eso?”, se queja en público y privado.
Su custodio, el sargento ayudante, Martín Armando Murúa, fue quien, el jueves a la tarde se tiroteó con los ladrones y asesinó de un balazo en la cabeza al chico de 13 años, convirtiéndolo en victimario y víctima.
Tras la muerte de Lucas Rudzicz –el martes 27 hubiera cumplido 14 años-, sus familiares y amigos denunciaron que había sido fusilado por la Policía en un típico caso de gatillo fácil (ver La llave de la verdad). La víctima vivía con sus padres y sus cinco hermanos en la vecina villa Los Tinglados, un asentamiento donde la gente convive a diario y sufre el acoso y la violencia de las bandas armadas y la ausencia del Estado: “Mi hermanito no era ningún choro. Él iba a jugar al fútbol con un amigo y los chicos se asustaron al ver al policía y salieron corriendo, y el policía les tiró”, se quejó Vanesa Rudzicz, hermana de Lucas, al diario La Voz del Interior. Y acusó: “Lo mató por la espalda y le pusieron un arma”, a la vez que apuntó que Oberlin conocía muy bien a su hermano.
Mientras que una vecina de Müller, Marina Jatib, señaló que Lucas no había robado ni estaba armado: “Yo lo vi cuando agonizaba y no tenía ningún revólver encima... Ni tenía la motoguadaña. Le tiró desde atrás”.
Paradójicamente, este testimonio, pone un poco de luz a una operación delictiva montada tras el homicidio de Lucas. 
Con los numerosos testigos, la investigación judicial determinará si Lucas y su cómplice –tiene 25 años y antecedentes penales por los que ya estuvo preso- quisieron asesinar al cura Oberlin; dejarle en claro que pese a ser un personaje de altísima exposición pública y contar con custodia, el narcotráfico puede vulnerar su seguridad y matarlo; o si se trató simplemente de un asalto a mano armada que terminó mal.
Tras la trágica muerte de este chico de 13 años, sus familiares contrataron al abogado Carlos Orzaocoa, un reconocido luchador por los derechos humanos y sociales: “Nosotros tenemos la certeza que el hecho que desencadenó el fallecimiento de Lucas se produjo por dos disparos que se hicieron sólo por parte de un sargento ayudante experto en tiro al blanco, se hicieron contra un blanco móvil que huida en dirección contraria al policía, el lugar era descampado, la visibilidad era plena. A Lucas lo mató la Policía”, le dijo Orzaocoa a Clickear.
Y destacó: “Que quede claro, los disparos fueron hacia el chico que en ese momento no significaba ningún peligro, no hubo enfrentamiento ni riesgo para el policía, ni para el padre Mariano Oberlin ni a un tercero” (ver Un típico caso de gatillo fácil).
La aparición de la testigo Marina Jatib, insistiendo en que Lucas Rudzicz estaba desarmado y denunciando un caso de gatillo fácil, pretende echar por tierra el trabajo social del párroco de Müller y Maldonado y minar su credibilidad: “El cura que dice que se mete en el barro para salvar a los pibes de una muerte segura, mató a uno”, es la versión que se busca instalar para dividir la barriada (ver Los Jatib, los sospechosos de siempre).

Para el narco y los recaudadores policiales, Oberlin es un obstáculo. Con el cura fuera de juego, estas bandas vuelven a copar la plaza para repartir dividendos con sus socios uniformados y el poder político de turno. Por eso no es casual que una de las voceras del gatillo fácil sea una de las integrantes del clan Jatib.

Thursday, October 20, 2016

"No nos maten más" el reclamo que se sintió en todo Córdoba


Una marea humana negra fue inundando de a poco el centro cordobés. Desafiando el frío, la movilización del #MiércolesNegro contra los femicidios comenzó a las seis de la tarde en la histórica esquina de la avenida Colón y la Cañada.
Con el paso de los minutos, miles de mujeres luciendo riguroso luto fueron sumándose a la marcha que encabezaban un grupo de jóvenes con la consigna “Ni una menos” escrita en letras blancas sobre cartulinas rojas. Al finalizar la marcha, con la lectura de un documento muy crítico hacia el Estado, la Justicia y los Gobiernos, las columnas superaban las siete cuadras y había más de 30 mil personas.
“Yo lo denuncié y pide salir. Vos también podés”, había escrito una mujer de unos 50 años en un pizarrón. “Estamos acá para exigir que no nos maten más”, le dijo llorando otra mujer a Clickear. Muchas estuvieron acompañadas por sus familias.   
Las fotos de Paola Acosta, asesinada hace dos años y tirada a una alcantarilla junto a su hija Martina; o de Lis Funes se repetían. También la de Rocío Florencia Rodríguez una chica de 23 años que fue presuntamente asesinada por su novio Santiago Bonelli (41), cuyo juicio comenzó esta semana.
Una de las hijas de la fisioterapeuta Carina Drigani, asesinada en mayo pasado, marchó con una remera con el rostro de su madre: “Hugo Salas, el secuestrador y asesino de mi mamá está con prisión domiciliaria muy tranquilo en su casa”, se quejó.
“Se debe sancionar ya la Ley de Emergencia por Violencia Machista, y no hacer declaracionismo. Hace dos años que las mujeres venimos reclamando la sanción de esta ley; pero el Estado elije destinar esos fondos en otras cosas, preparanso la campaña para 2017”, acusó la legisladora Laura Vilches del PTS-Frente de Izquierda.
En Río Cuarto, en tanto, también hubo una compacta movilización. Por los micrófonos nombraron varias veces a Nora Dalmasso, quien fue presuntamente asesinada por su marido Marcelo Macarrón, imputado en febrero de este año. Y marcharon los familiares de Samantha Yoerg (22), la chica asesinada hace una semana en General Cabrera y la mamá de Camila Carletti (22), asesinada en Adelia María en septiembre pasado.
En las principales ciudades cordobesas también marcharon por #NiUnaMenos.













Monday, October 10, 2016

“Es casi imposible que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina"

“Ojalá ustedes nunca sufran el flagelo de las maras. Pareciera que los argentinos quisieran que las maras se instalen en su país. No es la primera vez que escucho sobre la presencia de estas pandillas en Argentina; pero afortunadamente, la idiosincrasia de los argentinos no es permeable a este tipo de fenómeno delictivo. Es casi imposible que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina”, afirma desde Tegucigalpa, el comisario inspector Gustavo Sánchez Velázquez de la Policía de Honduras, sociólogo y autor del libro Maras, pandillas y desviación social.
Dentro de un mes, entre el 11 y 13 de noviembre próximo, Sánchez Velázquez disertará en Córdoba en el III Congreso Internacional de Alta Seguridad, organizado por la Fundación para la Integración de Estrategias Profesionales.
En una entrevista exclusiva con Clickear, desde la capital de Honduras, este especialista en pandillas centroamericanas y maras señala con seguridad: “La idiosincrasia de este tipo de delincuentes del Triángulo Norte centroamericano nada tiene que ver con la idiosincrasia de los argentinos. Y los argentinos no tienen nada en común con este fenómeno delictivo, propio de países como Honduras, Guatemala y El Salvador”.
-Usted niega la posibilidad de que el fenómeno mara se infiltre en Argentina. Pero a principios de septiembre fue detenido en La Matanza un peruano ligado a la Mara Salvatrucha.
-El fenómeno de las maras no es centroamericano, y mucho menos peruano o argentino. Nació en California, en ciudades como Los Angeles, creado por migrantes salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que fueron desplazados por las guerras civiles de los 80 y buscaron cobijo en EEUU. Allí, eran hostigados por pandillas, y muchos de ellos, ex guerrilleros o ex policías y ex militares; con conocimientos en estructuras armadas, formaron las maras como autodefensa. Y después, se lanzaron al ataque, con un nivel de violencia que las hizo poderosas. Con la implosión de la URSS y la finalización de los conflictos de baja intensidad en Centroamérica, muchos de esos migrantes fueron deportados y regresaron a El Salvador, Guatemala y Honduras, donde sentaron sus bases territoriales con inusitada violencia. Pero no bajaron más al sur, no es su modus operandi.
-Para Usted, el caso de La Matanza sería aislado…
-Absolutamente. Las maras en el Triángulo Norte trafican personas, armas y drogas hacia y desde Estados Unidos. Estamos a sólo 2.500 kilómetros de la frontera de Estados Unidos y las maras conocen todas las rutas de penetración. Mientras que Argentina está a 7.000 kilómetros de Centroamérica. Ni el volumen de las partidas de dinero que se genera con el tráfico a Estados Unidos; ni las diferencias culturales, hacen a Argentina un país atractivo para las maras y pandillas. Nuestras capitales se quieren parecer a Miami; mientras que Buenos Aires parece una ciudad europea.
-¿Hay un nexo delictivo entre maras y el narco mexicano o colombiano?
-Al igual que el narco, la Mara Salvatrucha ha dejado de ser una pandilla para convertirse en un fenómeno de criminalidad organizada y trasnacional. Los integrantes que sobreviven se hacen cada vez más fuertes y sanguinarios. Esos niveles no se observan en Argentina, donde viví entre 2006 y 2008, país que visito cada dos años. Volviendo a tu pregunta, Honduras y el resto del Triángulo del Norte, es parte de la ruta que usa el narco colombiano para exportar cocaína a Estados Unidos. Las maras aportaban los soldados, los peones para el tráfico desde Colombia al Norte. Pero después, la Salvatrucha mutó al narcotráfico, junto a la extorsión. Por eso, en Argentina pueden quedarse tranquilos, que su país está lejos de ser un objetivo de las maras centroamericanas.



"Inexorablemente, la vía militar lleva al fracaso"

-¿Cómo va el combate de las pandillas y maras en Honduras y los países vecinos?
-El conflicto, en términos de guerra; la militarización de este conflicto social ha fracasado no sólo en Honduras, sino también en El Salvador y Guatemala. Durante la presidencia de Mauricio Funes, en El Salvador, hubo un intento de acercamiento, de negociación con las maras y fracasó rotundamente. Porque para negociar debes conceder ¿y cuál fue la moneda de cambio del Gobierno salvadoreño a las maras? En la tregua, las maras ampliaron su poder. Ahora la situación mejoró un poco.
-¿Cuál es la salida entonces?
-Inexorablemente, la vía militar lleva al fracaso. Yo vivo en Tegucigalpa, a 300 kilómetros de la frontera de Nicaragua. ¿Por qué no hay maras en Nicaragua?. Porque después de 1979, el sandinismo le dio a la gente educación, cultura y salud. Le dio contención social. Los nicaragüenses son tan pobres como los hondureños o salvadoreños; pero tienen cultura y educación, un freno al avance del crimen organizado.








Wednesday, August 03, 2016

Pese a la buena sintonía institucional entre Macri y Schiaretti, el PRO descarta un frente con el PJ

El martes, en su corta visita al aeropuerto “Ambrosio Taravella” de Córdoba, el presidente Mauricio Macri se mostró cercano al gobernador Juan Schiaretti: “Gracias Gringo, gracias Ramón (Mestre) por recibirme una vez más. Estoy más entusiasmado que nunca respecto de nuestras posibilidades y de nuestro futuro”, dijo durante la inauguración de nuevas mangas de embarque, nuevos puestos para migraciones, una sala VIP y una nueva torre de control. 
“Nos hemos comprometido con el Gobierno provincial a poner 3.000 millones de pesos para terminar la autovía Córdoba-Río Cuarto, y también la autovía de Río Cuarto a Holmberg y hacer rutas seguras hasta Villa Mercedes y Villa María. Esperamos en unos años más transformarlas en autovía”, señaló el Presidente.
Distendido, mientras Schiaretti lo miraba sonriente, Mauricio Macri le regaló: “Siempre es lindo estar al lado de los cordobeses, por la enorme autoestima que tienen, que contagia”, y bromeó: “Por suerte que los tenemos en el medio, que no tienen mar, si no se hubiesen independizado hace rato”.
Y Schiaretti le devolvió la gentileza: “No tengo dudas de que el país va a superar este trance y va a comenzar a crecer. Íbamos hacia una colisión. Este es el rumbo. Vamos todos juntos para hacer las obras necesarias para crear empleo, que es lo que necesita el país”.
La buena sintonía entre el Presidente y el gobernador cordobés fue aprovechada por el ministro de Gobierno y Seguridad provincial, Carlos Massei, quien señaló que para las legislativas de 2017 “está todo abierto”, en referencia a una posible alianza electoral del PJ cordobés con el PRO.
Massei aseguró que “las relaciones institucionales se consolidan también políticamente, hay un trabajo efectivo y es para bien de los cordobeses”; y agregó que “ésto puede provocar celos en la UCR, porque puede ser que a lo mejor lo miren con cara electoral y partidaria”.
Mientras que Darío Capitani, vicepresidente del PRO Córdoba y jefe de la bancada macrista en la Legislatura cordobesa cruzó al ministro schiarettista: “Massei miente. El peronismo lleva de candidato al ex gobernador (José) De la Sota. Nosotros estamos en un espacio amplio con la UCR, el Frente Cívico y la Coalición Cívica y en Córdoba somos oposición a Schiaretti y De la Sota”.
Capitani agregó que “el peronismo intenta confundir a la gente con una fantasía; nosotros desde la Nación tenemos una relación institucional normal con gobernadores e intendentes de todos los partidos, donde ponemos foco en la gestión. Schiaretti y De la Sota llevaron su interna peronista con Cristina Kirchner al plano institucional y las consecuencias las pagamos todos los cordobeses. Ahora no entienden que haya una relación de normalidad entre la Nación y la Provincia”.
El jefe del bloque PRO advirtió que “en 2017 todo el peronismo cordobés va ir detrás de la candidatura de De la Sota, ya lo hicieron en Río Cuarto donde fueron juntos delasotistas, schiarettistas, massistas y kirchneristas; y en la Legislatura votan las leyes juntos; mientras nosotros somos opositores”.

En julio pasado los líderes cordobeses de Cambiemos levantaron su perfil opositor con un duro documento donde le reclaman a Schiaretti “la urgente implementación de un plan integral de seguridad que incluya fuerzas nacionales de seguridad como Gendarmería”; “la universalización del PAICOR –un programa alimentario en las escuelas- y la inmediata reincorporación de los 60.000 niños que fueron excluidos recientemente”; “la  quita de impuestos provinciales que tienen incidencia en las tarifas de los servicios públicos” y “la ejecución efectiva e inmediata de las obras públicas y los programas de ayuda sociales comprometidos con fondos provenientes de la Nación”.

Sunday, May 22, 2016

El viudo de Nora Dalmasso creó una off shore en 2013 y no la declaró


Se supo: Marcelo Eduardo Macarrón (57), el viudo de Nora Dalmasso (51), muerte del que lo acusan; tiene una sociedad off shore en Miami, Estados Unidos, con la que compró, al menos, un departamento.
La información a la que accedió Clickear, da cuenta que el 4 de abril de 2013, Marcelo Macarrón junto a un socio, abrieron en Miami la sociedad DRMM Corp; con la que, el 1 de julio del año siguiente compraron el departamento 135 del complejo Avila South ubicado en 210 172nd Street de la pequeña localidad de Sunny Isles Beach, en el condado de Miami-Dade.
La novedad de la existencia de esta sociedad off shore que está activa y no fue declarada a AFIP; tiene relevancia, ya que siempre sobrevoló la sospecha de que el asesinato de Nora Dalmasso se debió a cuestiones económicas.
Incluso, una serie de escuchas realizadas por la vieja Secretaría de Inteligencia (SI) en 2006, reveladas en noviembre del año pasado –a nueve años del asesinato- destacaban que la víctima sospechaba que su marido Macarrón sería testaferro: “Esta chica (por Nora Dalmasso) se habría enterado que lo estarían usando a Macarrón como que estaba, no te digo lavando dinero o algo por el estilo, pero a través de Macarrón, entonces la mujer se entera y se pone loca y el grupo habría dicho mirá negro, encárgate de este tema, solucionalo”; publicó en exclusiva, hace seis meses, la revista El Sur, el contenido de esas grabaciones.
Nora Dalmasso fue encontrada por un vecino, desnuda, asesinada en la cama de su hija Valentina (27), la siesta del domingo 26 de noviembre de 2006 en su chalé de la calle 5, de Villa Golf. Ese fin de semana, su marido, el traumatólogo Macarrón presuntamente jugaba golf en un torneo en Punta del Este, Uruguay.
En esas escuchas realizadas por la SI por un caso de amenazas a un abogado de un organismo de DD.HH.; también se advierte que la propia Policía cordobesa habría desviado las pistas que apuntaban contra el empresario Miguel Rohrer ligado a compañías internacionales de agronegocios.
Puntualmente, Rohrer, a quien llamaban “El Francés” en esta ciudad cordobesa; había dado débiles coartadas que lo ubicaban en Entre Ríos y Buenos Aires. Mientras que lo comprometían las sábanas de sus teléfonos celulares. Las escuchas que ahora están en manos de la Justicia de Río Cuarto, confirman que los teléfonos del sospechoso estaban activos en Río Cuarto los días 24 y 25 de noviembre, previos al asesinato de Nora.
Durante una semana, este periodista intentó infructuosamente comunicarse con Marcelo Brito, abogado defensor del viudo y principal acusado del homicidio. No obtuvo respuestas.
Debido al secreto fiscal, Clickear no pudo acceder a las declaraciones juradas de los años 2013 y 2014 que el traumatólogo Marcelo Macarrón realizó ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP); donde debió registrar la constitución de DRMM Corp y la posterior compra del departamento del Avila South Condominium.
Sin embargo, este periodista confirmó que en la última semana, los creadores de DRMM Corp realizaron un depósito de US$ 5.000 para gastos de dicho departamento.
Incluso, Macarrón le habría ocultado a su abogado Brito la existencia de dicha sociedad off shore creada el 4 de abril de 2013 y la compra el 1 de julio de 2014, del departamento de Sunny Isles Beach, en el condado de Miami-Dade.
El viernes pasado, se realizó una reunión entre Brito, Macarrón y la contadora del viudo; donde finalmente el abogado defensor evaluó la situación y el impacto de la noticia. Incluso, el principal sospechoso del asesinato de Nora Dalmasso le prometió a su abogado que en las declaraciones juradas ante la AFIP de este año, incluirá a DRMM Corp. y el departamento.
La compra de dicho inmueble la realizaron el viudo Macarrón y su socio –también es traumatólogo y trabaja en Río Cuarto y Córdoba-, con el agente de bienes raíces Jorge Ribas, que tiene oficinas en el centro comercial The Square ubicado en 260 Crandon Blvd. #53 de la villa turística Key Biscayne, también en Miami-Dade.
Incluso, al momento de la compra de dicho inmueble, allí vivía una mujer de origen latinoamericano; por lo que los titulares de DRMM Corp se comprometían a dejarla que viviera allí durante seis meses más.
Conocedores del mercado inmobiliario en el estado de la Florida, coincidieron ante Clickear que “el apartamento adquirido por DRMM Corp. está ubicado en una zona donde residen personas con altos ingresos”.
En enero de 2012, cinco años y dos meses después del homicidio de Nora Dalmasso, y un año y cuatro meses antes de la creación de DRMM Corp; este periodista había publicado en exclusiva en el diario Clarín una serie de fotos donde la víctima, su esposo Macarrón –es el presunto asesino-; vacacionaban junto al agroempresario Miguel Rohrer en la mansión del millonario jordano Nushine Hosseini en Saint Thomas, en las Islas Vírgenes.
Este archipiélago estadounidense en el Caribe es un paraíso fiscal y siempre sobrevoló la sospecha que detrás del homicidio de la mujer hubo motivos económicos, como quedó demostrado en las escuchas publicadas en noviembre de 2015.
Hace dos meses, el 18 de marzo pasado, el fiscal Daniel Miralles decidió imputar al viudo, porque en la escena del crimen y el cuerpo de la víctima había abundante material genético de Macarrón; además hay una amplia ventana horaria, donde algunos golfistas que viajaron a Uruguay con el sospechoso, no lo vieron. 
Tras la acusación del fiscal, el abogado defensor del viudo, Marcelo Brito planteó sospechas sobre Miguel Rohrer, con quien Nora y Macarrón habían vacacionado en Saint Thomas.
En enero de 2012, tras la revelación de Clarín de las fotos en un paraíso fiscal, los abogados de la querella y la defensa, minimizaron la novedad.
Ahora, el juez Daniel Miralles, deberá determinar lo que no investigó su antecesor Javier Di Santo en 2012: si Marcelo Macarrón se dedica a armar “empresas de bolsillo” o “de fachada” como le llaman en Estados Unidos a las sociedades destinadas al lavado de dinero. Allí estaría el móvil del crimen de su esposa.


Monday, May 01, 2006

Salud, mártires de Chicago!!!


El Día internacional de los Trabajadores o el Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del Movimiento obrero mundial.
Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago.
El 1° de mayo de 1886 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La unica fabrica que trabajaba era la agromecánica McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenia a base de esquiroles.
El día 2 la Polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una batalla campal.
Una compañía de policías, sin aviso, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
Curiosamente en Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. Allí celebran la Fiesta de los que trabajan el primer lunes de septiembre que se viene celebrando desde 1882 a propuesta del dirigente Peter J. Mac Guire de la Central Labor Union. Esta celebración ha sido apoyada e impulsada por los patrones y gobierno para eclipsar sentido real del 1º de mayo.
En honor a estos mártires de Chicago, con Cin City comimos dos platazos de locro.

Thursday, April 13, 2006

Que viva la República!!!!


Ricardo Rouvier, sociólogo y consultor nos hablaba acerca de España y en eso se le escapa "porque la República de España", entonces alguien lo corrige dicièndole que se trata de un reino y él, muy risueño, aclara: "Deben ser las influencias familiares, en casa somos republicanos, es más tengo colgada una bandera en casa".
Eso motivó que le dijera a mi colega, la españolísima primi Marta Molina Romero, que quería una bandera republicana, y ella me la regaló para mi cumple.
Esta introducción es para anunciarles que mañana viernes se cumple un aniversario màs de la proclamación de la Segunda República Española.
La República es el régimen político por el que se rigió España en el período que abarca desde el 14 de abril de 1931, fecha de proclamación de la misma y de la salida del Rey Alfonso XIII de España, y el 1 de abril de 1939, fecha de la victoria definitiva de los fascistas y falangistas del generalísimo Francisco Franco, que se alzaron contra la República el día 18 de julio de 1936.
Manuel Azaña fue la persona más importante de este período, uno de los políticos y oradores más importantes del siglo XX en la política española además de un notable periodista y escritor (consiguió un premio nacional de literatura en 1926 por Vida de Juan Valera).
Su obra La velada en Benicarló, sobre la Guerra Civil Española es una interesante reflexión acerca de la década de los años treinta en el país. Sus memorias —dadas a conocer al gran público hace unos años— es uno de los documentos más importantes de este momento histórico.
Actualmente, aunque el poder político claramente republicano es poco representativo a nivel nacional, partidos con representación parlamentaria como Esquerra Republicana de Catalunya deben gran parte de su herencia política a este intenso período histórico.