“Es casi imposible que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina"
“Ojalá ustedes nunca sufran el
flagelo de las maras. Pareciera que los argentinos quisieran que las maras se
instalen en su país. No es la primera vez que escucho sobre la presencia de estas
pandillas en Argentina; pero afortunadamente, la idiosincrasia de los
argentinos no es permeable a este tipo de fenómeno delictivo. Es casi imposible
que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina”, afirma desde
Tegucigalpa, el comisario inspector Gustavo Sánchez Velázquez de la Policía de
Honduras, sociólogo y autor del libro Maras,
pandillas y desviación social.
Dentro de un mes, entre el 11
y 13 de noviembre próximo, Sánchez Velázquez disertará en Córdoba en el III Congreso
Internacional de Alta Seguridad, organizado por la Fundación para la
Integración de Estrategias Profesionales.
En una entrevista exclusiva
con Clickear, desde la capital de Honduras, este especialista en pandillas
centroamericanas y maras señala con seguridad: “La idiosincrasia de este tipo
de delincuentes del Triángulo Norte centroamericano nada tiene que ver con la idiosincrasia
de los argentinos. Y los argentinos no tienen nada en común con este fenómeno
delictivo, propio de países como Honduras, Guatemala y El Salvador”.
-Usted niega la posibilidad de que el fenómeno mara se
infiltre en Argentina. Pero a principios de septiembre fue detenido en La
Matanza un peruano ligado a la Mara Salvatrucha.
-El fenómeno de las maras no
es centroamericano, y mucho menos peruano o argentino. Nació en California, en
ciudades como Los Angeles, creado por migrantes salvadoreños, hondureños y
guatemaltecos que fueron desplazados por las guerras civiles de los 80 y
buscaron cobijo en EEUU. Allí, eran hostigados por pandillas, y muchos de
ellos, ex guerrilleros o ex policías y ex militares; con conocimientos en
estructuras armadas, formaron las maras como autodefensa. Y después, se
lanzaron al ataque, con un nivel de violencia que las hizo poderosas. Con la
implosión de la URSS y la finalización de los conflictos de baja intensidad en
Centroamérica, muchos de esos migrantes fueron deportados y regresaron a El
Salvador, Guatemala y Honduras, donde sentaron sus bases territoriales con
inusitada violencia. Pero no bajaron más al sur, no es su modus operandi.
-Para Usted, el caso de La Matanza sería aislado…
-Absolutamente. Las maras en
el Triángulo Norte trafican personas, armas y drogas hacia y desde Estados
Unidos. Estamos a sólo 2.500 kilómetros de la frontera de Estados Unidos y las
maras conocen todas las rutas de penetración. Mientras que Argentina está a
7.000 kilómetros de Centroamérica. Ni el volumen de las partidas de dinero que
se genera con el tráfico a Estados Unidos; ni las diferencias culturales, hacen
a Argentina un país atractivo para las maras y pandillas. Nuestras capitales se
quieren parecer a Miami; mientras que Buenos Aires parece una ciudad europea.
-¿Hay un nexo delictivo entre maras y el narco mexicano
o colombiano?
-Al igual que el narco, la
Mara Salvatrucha ha dejado de ser una pandilla para convertirse en un fenómeno
de criminalidad organizada y trasnacional. Los integrantes que sobreviven se
hacen cada vez más fuertes y sanguinarios. Esos niveles no se observan en
Argentina, donde viví entre 2006 y 2008, país que visito cada dos años.
Volviendo a tu pregunta, Honduras y el resto del Triángulo del Norte, es parte
de la ruta que usa el narco colombiano para exportar cocaína a Estados Unidos. Las
maras aportaban los soldados, los peones para el tráfico desde Colombia al
Norte. Pero después, la Salvatrucha mutó al narcotráfico, junto a la extorsión.
Por eso, en Argentina pueden quedarse tranquilos, que su país está lejos de ser
un objetivo de las maras centroamericanas.
"Inexorablemente, la vía militar lleva al fracaso"
-¿Cómo va el combate de las pandillas y maras en
Honduras y los países vecinos?
-El conflicto, en términos de
guerra; la militarización de este conflicto social ha fracasado no sólo en
Honduras, sino también en El Salvador y Guatemala. Durante la presidencia de
Mauricio Funes, en El Salvador, hubo un intento de acercamiento, de negociación
con las maras y fracasó rotundamente. Porque para negociar debes conceder ¿y
cuál fue la moneda de cambio del Gobierno salvadoreño a las maras? En la
tregua, las maras ampliaron su poder. Ahora la situación mejoró un poco.
-¿Cuál es la salida entonces?
-Inexorablemente, la vía
militar lleva al fracaso. Yo vivo en Tegucigalpa, a 300 kilómetros de la
frontera de Nicaragua. ¿Por qué no hay maras en Nicaragua?. Porque después de
1979, el sandinismo le dio a la gente educación, cultura y salud. Le dio
contención social. Los nicaragüenses son tan pobres como los hondureños o
salvadoreños; pero tienen cultura y educación, un freno al avance del crimen
organizado.
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