Thursday, October 20, 2016
Una marea humana negra fue
inundando de a poco el centro cordobés. Desafiando el frío, la movilización del
#MiércolesNegro contra los femicidios comenzó a las seis de la tarde en la
histórica esquina de la avenida Colón y la Cañada.
Con el paso de los minutos,
miles de mujeres luciendo riguroso luto fueron sumándose a la marcha que
encabezaban un grupo de jóvenes con la consigna “Ni una menos” escrita en
letras blancas sobre cartulinas rojas. Al finalizar la marcha, con la lectura
de un documento muy crítico hacia el Estado, la Justicia y los Gobiernos, las
columnas superaban las siete cuadras y había más de 30 mil personas.
“Yo lo denuncié y pide salir.
Vos también podés”, había escrito una mujer de unos 50 años en un pizarrón.
“Estamos acá para exigir que no nos maten más”, le dijo llorando otra mujer a
Clickear. Muchas estuvieron acompañadas por sus familias.
Las fotos de Paola Acosta,
asesinada hace dos años y tirada a una alcantarilla junto a su hija Martina; o
de Lis Funes se repetían. También la de Rocío Florencia Rodríguez una chica de 23
años que fue presuntamente asesinada por su novio Santiago Bonelli (41), cuyo
juicio comenzó esta semana.
Una de las hijas de la
fisioterapeuta Carina Drigani, asesinada en mayo pasado, marchó con una remera
con el rostro de su madre: “Hugo Salas, el secuestrador y asesino de mi mamá
está con prisión domiciliaria muy tranquilo en su casa”, se quejó.
“Se debe sancionar ya la Ley
de Emergencia por Violencia Machista, y no hacer declaracionismo. Hace dos años
que las mujeres venimos reclamando la sanción de esta ley; pero el Estado elije
destinar esos fondos en otras cosas, preparanso la campaña para 2017”, acusó la
legisladora Laura Vilches del PTS-Frente de Izquierda.
En Río Cuarto, en tanto,
también hubo una compacta movilización. Por los micrófonos nombraron varias
veces a Nora Dalmasso, quien fue presuntamente asesinada por su marido Marcelo
Macarrón, imputado en febrero de este año. Y marcharon los familiares de
Samantha Yoerg (22), la chica asesinada hace una semana en General Cabrera y la
mamá de Camila Carletti (22), asesinada en Adelia María en septiembre pasado.
En las principales ciudades
cordobesas también marcharon por #NiUnaMenos.
Monday, October 10, 2016
“Es casi imposible que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina"
“Ojalá ustedes nunca sufran el
flagelo de las maras. Pareciera que los argentinos quisieran que las maras se
instalen en su país. No es la primera vez que escucho sobre la presencia de estas
pandillas en Argentina; pero afortunadamente, la idiosincrasia de los
argentinos no es permeable a este tipo de fenómeno delictivo. Es casi imposible
que el fenómeno de las maras y pandillas llegue a Argentina”, afirma desde
Tegucigalpa, el comisario inspector Gustavo Sánchez Velázquez de la Policía de
Honduras, sociólogo y autor del libro Maras,
pandillas y desviación social.
Dentro de un mes, entre el 11
y 13 de noviembre próximo, Sánchez Velázquez disertará en Córdoba en el III Congreso
Internacional de Alta Seguridad, organizado por la Fundación para la
Integración de Estrategias Profesionales.
En una entrevista exclusiva
con Clickear, desde la capital de Honduras, este especialista en pandillas
centroamericanas y maras señala con seguridad: “La idiosincrasia de este tipo
de delincuentes del Triángulo Norte centroamericano nada tiene que ver con la idiosincrasia
de los argentinos. Y los argentinos no tienen nada en común con este fenómeno
delictivo, propio de países como Honduras, Guatemala y El Salvador”.
-Usted niega la posibilidad de que el fenómeno mara se
infiltre en Argentina. Pero a principios de septiembre fue detenido en La
Matanza un peruano ligado a la Mara Salvatrucha.
-El fenómeno de las maras no
es centroamericano, y mucho menos peruano o argentino. Nació en California, en
ciudades como Los Angeles, creado por migrantes salvadoreños, hondureños y
guatemaltecos que fueron desplazados por las guerras civiles de los 80 y
buscaron cobijo en EEUU. Allí, eran hostigados por pandillas, y muchos de
ellos, ex guerrilleros o ex policías y ex militares; con conocimientos en
estructuras armadas, formaron las maras como autodefensa. Y después, se
lanzaron al ataque, con un nivel de violencia que las hizo poderosas. Con la
implosión de la URSS y la finalización de los conflictos de baja intensidad en
Centroamérica, muchos de esos migrantes fueron deportados y regresaron a El
Salvador, Guatemala y Honduras, donde sentaron sus bases territoriales con
inusitada violencia. Pero no bajaron más al sur, no es su modus operandi.
-Para Usted, el caso de La Matanza sería aislado…
-Absolutamente. Las maras en
el Triángulo Norte trafican personas, armas y drogas hacia y desde Estados
Unidos. Estamos a sólo 2.500 kilómetros de la frontera de Estados Unidos y las
maras conocen todas las rutas de penetración. Mientras que Argentina está a
7.000 kilómetros de Centroamérica. Ni el volumen de las partidas de dinero que
se genera con el tráfico a Estados Unidos; ni las diferencias culturales, hacen
a Argentina un país atractivo para las maras y pandillas. Nuestras capitales se
quieren parecer a Miami; mientras que Buenos Aires parece una ciudad europea.
-¿Hay un nexo delictivo entre maras y el narco mexicano
o colombiano?
-Al igual que el narco, la
Mara Salvatrucha ha dejado de ser una pandilla para convertirse en un fenómeno
de criminalidad organizada y trasnacional. Los integrantes que sobreviven se
hacen cada vez más fuertes y sanguinarios. Esos niveles no se observan en
Argentina, donde viví entre 2006 y 2008, país que visito cada dos años.
Volviendo a tu pregunta, Honduras y el resto del Triángulo del Norte, es parte
de la ruta que usa el narco colombiano para exportar cocaína a Estados Unidos. Las
maras aportaban los soldados, los peones para el tráfico desde Colombia al
Norte. Pero después, la Salvatrucha mutó al narcotráfico, junto a la extorsión.
Por eso, en Argentina pueden quedarse tranquilos, que su país está lejos de ser
un objetivo de las maras centroamericanas.
"Inexorablemente, la vía militar lleva al fracaso"
-¿Cómo va el combate de las pandillas y maras en
Honduras y los países vecinos?
-El conflicto, en términos de
guerra; la militarización de este conflicto social ha fracasado no sólo en
Honduras, sino también en El Salvador y Guatemala. Durante la presidencia de
Mauricio Funes, en El Salvador, hubo un intento de acercamiento, de negociación
con las maras y fracasó rotundamente. Porque para negociar debes conceder ¿y
cuál fue la moneda de cambio del Gobierno salvadoreño a las maras? En la
tregua, las maras ampliaron su poder. Ahora la situación mejoró un poco.
-¿Cuál es la salida entonces?
-Inexorablemente, la vía
militar lleva al fracaso. Yo vivo en Tegucigalpa, a 300 kilómetros de la
frontera de Nicaragua. ¿Por qué no hay maras en Nicaragua?. Porque después de
1979, el sandinismo le dio a la gente educación, cultura y salud. Le dio
contención social. Los nicaragüenses son tan pobres como los hondureños o
salvadoreños; pero tienen cultura y educación, un freno al avance del crimen
organizado.