Tuesday, August 16, 2005

¿La seguridad no pudo con la corrupción?



Por Luis Barud. La Mañana de Córdoba

CÓRDOBA.- Afirmar solamente que la fuga de Martín “El Porteño” Luzi puso en crisis la seguridad provincial, es recurrir a un lugar común que no alcanza a explicar el problema de fondo.

Luzi desnudó un monumental acto de corrupción en las barbas mismas del Gobierno y la Justicia. Las teorías de mayor tiempo de encierro en celdas de máxima seguridad, aupadas por el voluntarioso ingeniero Juan Carlos Blumberg (con un dolor tan legítimo, como ineficiente, en su reclamo) y celebradas en el Gobierno cordobés, chocan con la cruda realidad de un mal endémico en la sociedad argentina: la corrupción.

Luzi bien podría protagonizar un cuento policial del género negro, por oposición al clásico americano. No forma parte de la elite delictiva internacional, ni fue apresado en los suburbios de París o Nueva York.

Es apenas un cordobés de trascendentes golpes delictivos en la provincia de Buenas Aires y cuya fama estiró al resto del país. Una leyenda fogoneada por la propia Policía.Luzi, un esmirriado joven con cara de niño y aspecto angelical, es dueño de una gran inteligencia y un frondoso prontuario. Sabe mejor que nadie que su alojamiento en una cárcel inexpugnable como el moderno penal de Bouwer, no le otorga chance de salir a mano armada.

Para los convictos experimentados (y sin más esperanzas que la fuga) está claro que en ese lugar, una billetera es el arma más importante para lograr la libertad. Mucho más que una ametralladora de grueso calibre.

El fiscal Roberto Matheu alimenta (cada vez con más convicción) la sospecha que una coima allanó el camino de Martín Luzi hacia la periferia del penal.


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