Monday, August 15, 2005

Dos potencias se saludan

Con la misma expectativa que generaba cada encuentro suyo con la pelota, Diego Maradona debutó esta noche como conductor de televisión al frente de “La noche del 10”, que se emite por Canal 13.

Con las lágrimas de sus padres, Don Diego y Doña Tota, la emoción de sus hermanos y sobrinos, Diego entró al estudio de mil metros de escenografía entonando los acordes de “La mano de Dios”, de Rodrigo.“Quiero saludar a todos los argentinos, a todos los que gritaron mis goles, les agradezco con el corazón. Lo mío no es un milagro, es el amor de mis hijas, de Claudia, de mis padres y mis hermanos que estuvieron al lado mío cuando yo estaba muerto”, fueron las primeras palabras en su nuevo rol.

También les agradeció a esos “músicos maravillosos”. Hablaba claro, de Luciano Pereyra, Los Nocheros, Vicentico, Bahiano, Fabiana Cantillo, Alejandro Lerner y otros artistas que abrieron el programa cantando la famosa canción del “Potro”.

Acto seguido, Diego -vestido de saco negro, camisa al tono, jean celeste y zapatos negros- presentó a Sergio Goycochea, su compañero de conducción. Y luego a la tanda de invitados especiales: Gabriela Sabatini, Ricardo Darín, Gabriel Batistuta, Diego Torres y la actriz italiana María Grazia Cucinotta.

Y lo que el fútbol no logró juntar, sí lo hizo un set de televisión.“Estaba viendo con tu familia la apertura y fue una cosa muy linda. Mucha gente en Brasil me preguntaba: ´¿vas al show de Maradona?´. Yo decía que sí, que voy porque es un vencedor y porque tenemos que estar juntos”, arrancó Pelé. La devolución de gentilezas no tardó en llegar y las flores empezaron a caer. Diego le agradeció la visita y le aclaró que el orgullo era de él por poder tenerlo como invitado. Sin apuntador donde apoyarse, Maradona se mostró espontáneo.

La primera inquietud del conductor fue saber qué significa la fama para 'O Rei', como lo llamó durante toda la entrevista, y cómo la manejó a lo largo de su carrera. “Para mí era una cosa normal. A los 16 años jugué mi primer partido contra Argentina en el Maracaná y a los 17 estuve en mi primer mundial, entonces para mí todo fue diferente porque empecé de muy temprano”, explicó el brasileño, aunque aclaró que tuvo que tener un gran equilibrio.

En un ambiente distendido, el momento más jugoso de la charla se dio cuando tocaron el tema del bidón contaminado que bebió Branco en el Mundial 90, en el partido que Argentina le ganó a Brasil por uno a cero y lo dejó afuera de la Copa. “Yo no fui, lo juro por mis hijas. En la anécdota quedó que Branco estuvo mareado, pero la realidad es que Brasil perdió ese partido porque erró muchos goles. Yo nunca necesité a nadie para ganar un juego”, afirmó Maradona.

Pero 'O Rei' quería saber a toda costa el actor material de la contaminación de Branco. “Se dice el pecado, pero no el pecador”, le contestó Diego fiel a sus códigos maradonianos.“Yo por la droga estuve casi muerto y ahora estoy disfrutando de la vida, por eso te quiero dar toda mi solidaridad por lo que está viviendo tu hijo”, se solidarizó Diego.

Pasa que el hijo de Pelé está preso en Brasil envuelto en una causa por narcotráfico y homicidio. “Gracias. Mi hijo hizo amistades con gente que no debía y por eso lo está pagando. Tu eres un ejemplo para él”, cerró el tema el ex jugador del Santos.

En una escena de campamento, Maradona le acercó una guitarra al tres veces campeón del mundo y le pidió que cantara un tema. “Una vez, cuando yo te fui a ver a Brasil, vos estabas tocando la guitarra. Y hoy me dijeron que ibas a tocar una canción”, presionó Diego haciéndose el distraído. Y ahí nomás dobló la apuesta: “Si vos cantás una canción, yo canto un tango”, le dijo. Lo que siguió fue digno de inmortalizar en la videocassetera:

'O Rei' tomó la guitarra y no le tembló el pulso. “Yo no discuto con la vida, yo quiero ser usted”, fue una de las (¿entonadas?) estrofas que le regaló. Y como lo prometido es deuda, el Diez cumplió con un tango a capela.Para el cierre de la charla no podía faltar ella. La pelota.

Un cabeza entre los dos futbolistas más grandes de la historia fue el broche de oro para un encuentro memorable.

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