Tuesday, July 12, 2005

Crear uno, dos, tres... mil Liv Ocho



LONDRES / BUENOS AIRES.- Qué bueno esta cosa de ser pobre de pobreza absoluta como son los africanos, para que las estrellas de rock y pop se reúnan en conciertos multitudinarios y recauden fondos. Nosotros, los latinoamericanos -sí, los argentinos somos latinos- no somos tan pobres, parece, por lo que nos conformamos con ver por TV los megarrecitales de Live-8 (www.live8live.com), o como lo bautizamos nosotros "liv ocho".

Después que una galaxia de estrellas hiciera ´rockanrolear´ al mundo en el mayor concierto nunca visto, los políticos de los países centrales que se reunieron en Edimburgo (Escocia) en el marco de la conferencia anual del Grupo de las Ocho naciones más poderosas (G8) dijeron que iban a hacer un esfuerzo para atender el reclamo popular.

Cerca de un millón de personas escucharon el sábado 2 de julio a los músicos de rock y pop en diez conciertos a lo largo de los cuatro continentes en los que se pidió al G8 que aprueben la cancelación de la deuda de los países más pobres de África.

El chasquido de los dedos de 200.000 personas con los brazos elevados hacia el cielo en la inmensidad del británico Hyde Park duró tres segundos. Exactamente el lapso —cada tres segundos— en que muere un chico en Africa, y fue un sonido estremecedor.

Tan poderoso como el de la música del concierto Live-8 "para pasar la pobreza a la historia", que se celebró en Londres y otras diez ciudades del mundo para enviar este mensaje a los líderes de los ocho países industriales.

La imagen fue tan impactante como la idea de sir Bob Geldof y Bono, el líder de U2 (ver foto), dos irlandeses que por segunda vez en 20 años tuvieron la quijotesca misión de realizar un concierto global para ayudar a Africa y conseguir un siglo XXI sin hambre, sin inocentes víctimas de malaria, sin muertos de sida cuando hay drogas que la contienen. La exigencia "no es caridad sino justicia".

Los medios en Reino Unido, donde la publicidad del Live-8 había tenido un impacto mayor que en otros países, aclamaron a Geldof, y a las 170 actuaciones que se celebraron. "Un día precioso" dijo el diario The Independent el domingo. "¿Es lo suficientemente alto para ustedes?" preguntaba el periódico Sunday Times.

El ministro de Finanzas británico, Gordon Brown, un defensor de la reducción de la deuda, dijo que la opinión pública ya ha ayudado a configurar recientes acuerdos en la reducción de la deuda, aunque advirtió: "Dar poder a los africanos es un trabajo de por vida".

Live-8 despertó un debate sobre la manera en la que aliviar la pobreza."Tirar el dinero a los gobiernos africanos no es la respuesta", le escribió a Bob Geldof el hermano del presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki.

Geldof logró un golpe de efecto en el concierto londinense, celebrado en Hyde Park, al repetir imágenes del Live Aid de hace 25 años sobre los etíopes afectados por la hambruna. La pantalla se quedó con la imagen de una niña al borde de la muerte, y a continuación el irlandés presentó a la misma persona, una joven y de buen aspecto Birhan Woldu, quien se dirigió al público.
Más allá de las buenas intenciones de sir Geldof y Bono, los recitales no bastan para eliminar de raíz la hambruna en los países del Tercer Mundo; en realidad lo que debe hacerse es un cambio radical en las cabezas de los líderes de los países centrales. Antes, nos llamaban a crear uno, dos, tres, mil Vietnam; y ahora nos conformamos con ver uno, dos, tres y mil liv ocho.

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