Saturday, July 30, 2005

Argemí, un hombre de fuego


Raúl Argemí, del catering a los libros, sin escala.


BARCELONA - BUENOS AIRES - GENERAL ROCA.- "Gusti, ¿viste que lo premiaron a Argemí en España y salió en el diario?, se les debe haber pasado". La frase corresponde a mi madre. La frase la dijo hace apenas una semana. La frase fue reveladora.
Ustedes se preguntarán qué tiene que ver esta frase con Argemí, con "el diario" y conmigo. Ahí vamos.
Raúl Argemí es un periodista nacido en La Plata, con un extraño parecido a Alberto Laiseca; actualmente vive en Barcelona, donde recaló después del derrumbe de la Argentina producido durante el (des)gobierno de Fernando de la Rúa.
En los últimos años, ha vendido muñequitos de madera ataviados con ropas medievales por las ferias de Catalunya, ha trabajado en la construcción y en la actualidad lo hace para una empresa de catering, "un empleo sucio y duro, de mierda, en el que puedo deslomarme diecinueve horas seguidas y no poner en él una neurona, pero que me garantiza flexibilidad para escribir".
Tras haber pasado varios años en campos de concentración y cárceles de la última dictadura, Argemí recupera su libertad y se va a vivir a General Roca -en el norte de la ahora promocionada Patagonia-, la ciudad donde nací. Allí consigue empleo en el diario Río Negro donde se queda 11 años escribiendo "de todo menos deportes", hasta que se busca el telegrama de despido con su novela "El Gordo, el Francés y el Ratón Pérez", donde un potentado -¿el dueño del diario rionegrino?- muere a zarpas de unos pumas inyectados con anfetaminas.
Pero volvamos a la frase reveladora. Era cierto lo dicho por mi madre: a Argemí lo habían premiado en las últimas horas, en el ámbito de la Semana Negra de Gijón, España, con el premio Dashiel Hammet, que la Asociación Internacional de Escritores Policíacos concede a la mejor novela negra escrita durante el último año, “Penúltimo nombre de guerra”.
Pero no todo queda ahí. Lucio Boggio, mi amigo de la infancia y colega en esto de escribir, llegó hace pocas horas a Buenos Aires desde Barcelona. Ex compañero de Argemí en el diario rionegrino, Lucio actualmente comparte con el galardonado escritor "un empleo sucio y duro, de mierda, en el que puedo deslomarme diecinueve horas seguidas y no poner en él una neurona, pero que me garantiza flexibilidad para escribir".

Obviamente en nuestra larga charla, estuvo presente Argemí. Como no podía ser de otra manera, mi amigo y amigo de Argemí me prestó "Patagonia Chu Chu", la última obra del ex platense, ex roquense y actual catalán.
En verdad, noticias como ésta me reconfortan y alegran mucho. Por eso, levanto la copa y digo... ¡Salud, Argemí!!!

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